Nos conocimos un día de puente en 2015, y desde ese momento supimos que algo especial estaba por comenzar. Fue amor a primera vista, un vínculo tan inmediato que, en nuestra primera cita, fuimos por un café y luego al cine, sin querer que el tiempo se acabara ni separarnos un solo instante terminamos pasando 6 horas juntos. La vida nos demostró que, tal como dice la leyenda del hilo rojo, nosotros estábamos destinados a encontrarnos sin importar las altas y las bajas. Hoy, después de estos años, decidimos formalizar con Dios y con la Ley lo que todos ya sabían: que somos el uno para el otro. Elegimos compartir nuestra vida como una pequeña -pero llena de amor- familia, junto a nuestro gato y nuestra perra, quienes también son parte de nuestro corazón. Todo lo que somos y todo lo que hemos construido, lo hemos hecho juntos, con la certeza de que nuestro amor no tiene fin.